Hemos tenido un apagón informático. Nasti de línea. Puff.
Troco nos ha cubierto de vergüenza, por cobarde. Los perros de Franco han dejado el listón canino bien alto. Thor, triunfante y ensangrentado, tenía la mirada vacía de los que vuelven de la guerra. Pero al rato meneaba el rabo como el que más. Los demás han caído como héroes.
Me ha apenado perderme todas las informaciones sobre el desarrollo de la consulta popular: las elecciones y tal. Hoy ya se que parte de los españoles (una cuarta parte según el voto hombre a hombre, más de la mitad traducida a escaños vía ley electoral) han gritado ¡Vivan las cadenas! Posiblemente dentro de muy poco todo esto no tendrá importancia, pero es una pena. Son los Trocos de España. Se lamen el culo, agradecen los huesos, menean el rabo y son, definitivamente, serviles. Son majetes, por supuesto, corean a la roja cuando gana el mundial. Ya veis, a mí Troco me salvó la vida, pero cuanto toca darse de leches... debajo de la mesa, disparao. Ahí lo tengo ahora, pendiente de mí, meneando el rabo mientras le miro, pensando: ¿qué puedo hacer contigo?
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